lunes, 29 de diciembre de 2025

COMETA 3I ATLAS. Un visitante inesperado.

 






Nombre:  3I Atlas.

Lights:  23 fotografías ( RAW ) de 180 segundos cada una a ISO 6400.

Darks:  30    Bias:  30        Flats:  20       Temperatura:    +4º.

Montura:  NEQ6 PRO II

Telescopio:  SW Newton 200/1000 F5

Cámara:  Canon EOS 600D  + corrector de coma + filtro Optolong L-enhance.

Cámara guiado:  ASI 290 MC.

Programa de apilado y procesado:  PixInsight.

Luna:  Fase de luna nueva

Seeing:  El cielo estaba despejado pero con mucha humedad y sobre las 03:50 empezó a aparecer la niebla.

 

Durante la madrugada del 23 de diciembre realicé una sesión de astrofotografía dedicada a un objeto que ha despertado un notable interés y debate en la comunidad científica, especialmente a raíz de las declaraciones del conocido físico estadounidense Avi Loeb. Para científicos y astrónomos aficionados, este objeto es considerado un cometa interestelar, mientras que para otras personas ha sido interpretado de forma más especulativa como una posible nave espacial. Se trata de un objeto que, aparentemente, no pertenece a nuestro sistema solar y que, por razones aún en estudio, ha pasado por sus proximidades. En realidad, es el tercer visitante interestelar que ha sido oficialmente catalogado: el objeto 3I/ATLAS.

 La sesión se llevó a cabo desde la azotea de mi casa, en Lleida. Antes de comenzar la captura, realicé la puesta en estación de la montura siguiendo los pasos 2, 3 y 4 previamente publicados en el blog, un procedimiento fundamental para asegurar un seguimiento preciso durante toda la sesión. La captura de datos comenzó a las 02:15 de la madrugada y se prolongó hasta las 03:30.

 Desde el punto de vista atmosférico, la noche no fue especialmente favorable. A pesar de estar el cielo despejado el seeing fue mediocre, había mucha humedad y la presencia de la niebla alta poco a poco hizo que el cielo se empezara a tapar sobre todo a partir de las 03:00t de la madrugada.

 Para la obtención de las imágenes utilicé una cámara Canon 600D modificada, junto con un filtro anticontaminación lumínica Optolong L-eNhance, que permitió mitigar el brillo del cielo urbano y resaltar las estructuras más débiles del objeto. El equipo óptico estuvo compuesto por un telescopio Newton 200/1000 montado sobre una montura NEQ6 Pro, que proporcionó un seguimiento estable durante toda la sesión.

 El resultado final se obtuvo a partir de 23 tomas light de 180 segundos cada una, con una sensibilidad ISO de 6400. Asimismo, se realizaron las correspondientes tomas de calibración (bias, darks y flats), fundamentales para corregir defectos del sensor y del sistema óptico y mejorar la calidad final de la imagen tras el procesado. Una vez finalizada la sesión, procedí a recoger y guardar cuidadosamente todo el equipo, dejándolo preparado para una próxima sesión de observación y astrofotografía.

 Como es habitual, el apilado y el procesado lo realicé con PixInsight. Para el apilado de cometas primero obtuve dos imágenes independientes: una alineada y apilada sobre el cometa, en la que este aparece nítido y sin estrellas, y otra alineada sobre las estrellas, donde el fondo estelar queda definido sin la presencia del cometa. Posteriormente, ambas imágenes se fusionaron para obtener una única imagen en la que aparecen tanto el cometa como las estrellas de forma puntual, y es a partir de esta imagen combinada con la que llevé a cabo el procesado final hasta obtener la fotografía publicada.

  


INFORMACIÓN SOBRE 3I ATLAS


 El objeto conocido como 3I/ATLAS representa uno de los hallazgos más fascinantes de la astronomía moderna, ya que se trata del tercer objeto interestelar jamás detectado atravesando nuestro Sistema Solar. Estos objetos son extremadamente raros: proceden de otros sistemas estelares, viajan durante millones o incluso miles de millones de años por el espacio interestelar y, por una combinación casi fortuita de trayectorias, pasan cerca del Sol antes de continuar su viaje por la galaxia.

3I/ATLAS fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema automático de telescopios ATLAS, ubicado en Chile, diseñado para detectar objetos que se mueven rápidamente en el cielo. Desde los primeros cálculos orbitales quedó claro que no se trataba de un cuerpo común del Sistema Solar. Su trayectoria es hiperbólica, es decir, no describe una órbita cerrada alrededor del Sol. Entra desde el espacio interestelar, se aproxima brevemente y luego se aleja para siempre, sin posibilidad de quedar atrapado por la gravedad solar. Esta característica, junto con su elevada velocidad, confirma de forma inequívoca su origen extrasolar.

Las observaciones posteriores revelaron que 3I/ATLAS no es simplemente una roca inerte, sino un cometa interestelar. A medida que se acercó al Sol comenzó a mostrar actividad: se formó una coma, una nube difusa de gas y polvo alrededor de su núcleo, y aparecieron colas que se extendían en dirección opuesta al Sol. Este comportamiento es típico de los cometas y se produce cuando el calor solar hace que los hielos del núcleo se sublimen, pasando directamente de sólido a gas y arrastrando partículas sólidas al espacio.

En cuanto a su composición, los datos indican que está formado por una mezcla de hielos, polvo y materiales volátiles, similares a los de los cometas del Sistema Solar, pero con una diferencia crucial: estos materiales se formaron alrededor de otra estrella. Esto convierte a 3I/ATLAS en una auténtica cápsula del tiempo galáctica, portadora de información sobre procesos de formación planetaria en regiones lejanas de la Vía Láctea. Aunque todavía se estudian sus detalles químicos, se sabe que su estructura responde a procesos naturales bien conocidos.

El tamaño exacto de su núcleo es difícil de determinar, ya que la coma lo envuelve y oculta parcialmente. Las estimaciones actuales sitúan su diámetro en un rango aproximado que va desde unos cientos de metros hasta varios kilómetros. No fue visible a simple vista desde la Tierra y, incluso con telescopios, apareció como un objeto tenue y difuso, lejos de la imagen espectacular que ofrecen algunos cometas brillantes. Sin embargo, su valor científico supera con creces su discreto aspecto.

Al igual que otros cometas, 3I/ATLAS desarrolló más de una cola: una formada por polvo y otra por gas ionizado, moldeadas por la radiación solar y el viento solar. No posee volcanes activos en el sentido clásico, como los de la Tierra, ya que no hay magma ni calor interno significativo. Lo que sí presenta es una actividad que podría describirse como “volcanismo frío”: chorros de gas y partículas producidos por la sublimación del hielo, un proceso habitual en los cometas cuando se aproximan al Sol.

Su punto de máximo acercamiento al Sol, conocido como perihelio, ocurrió entre el 29 y el 30 de octubre de 2025, cuando pasó a una distancia de aproximadamente 1,4 unidades astronómicas, es decir, algo más lejos del Sol que la órbita terrestre. Posteriormente, el 19 de diciembre de 2025, alcanzó su mayor proximidad a la Tierra, a unos 270 millones de kilómetros, una distancia completamente segura que no supuso ningún riesgo para nuestro planeta.

La velocidad de 3I/ATLAS es otro de sus rasgos más llamativos. Se desplaza a decenas de kilómetros por segundo, alcanzando valores cercanos a los 68 km/s en el perihelio. Esta velocidad no es constante, ya que aumenta al acercarse al Sol y disminuye al alejarse, pero siempre permanece muy por encima de la necesaria para escapar del Sistema Solar. Tras su breve visita, continuará su viaje hacia el espacio interestelar, probablemente durante millones de años, sin volver a cruzarse con el Sol.

Su origen exacto no puede determinarse con precisión, pero los modelos indican que procede de una región antigua de nuestra galaxia, posiblemente del llamado disco grueso de la Vía Láctea. Esto sugiere que podría ser incluso más antiguo que el propio Sistema Solar, lo que lo convierte en uno de los objetos más antiguos jamás observados de forma directa en nuestras cercanías cósmicas.

La naturaleza inusual de los objetos interestelares ha dado lugar, en algunos casos, a especulaciones. En el caso de 3I/ATLAS, algunos lo consideraron inicialmente un asteroide debido a su débil actividad temprana, mientras que otros, fuera del ámbito científico, llegaron a sugerir la posibilidad de que fuera una nave espacial. Sin embargo, las observaciones detalladas no dejan lugar a dudas: su comportamiento, su composición y su evolución encajan perfectamente con los modelos de un cometa natural. No existe ninguna evidencia de tecnología, maniobras controladas o señales artificiales.

En definitiva, 3I/ATLAS no es solo un visitante pasajero, sino una oportunidad científica excepcional. Su paso por nuestro vecindario cósmico nos permite estudiar directamente material formado en otro sistema estelar y ampliar nuestra comprensión sobre cómo se construyen y evolucionan los sistemas planetarios en la galaxia. Cada objeto interestelar descubierto nos recuerda que el Sistema Solar no está aislado, sino profundamente conectado con el vasto y dinámico entorno galáctico que lo rodea.

Gracias por visitar mi blog.

 

            Saludos  y…….

 

        ¡¡¡¡  BUENOS CIELOS  !!!!

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