Nombre: Nebulosa Trífida
Lights: 24 fotografías ( RAW ) de 300 segundos
cada una a ISO 1600.
Darks: 30 Bias: 40
Flats: 20 Temperatura: +28 º.
Montura:
NEQ6 PRO II
Telescopio: SW
200/1000 + Lunático EZG-60 ( tubo de guiado ).
Cámara:
Canon EOS600D modificada + Corrector de coma.
Filtros: L-Enhance.
Cámara guiado: ASI290MC.
Programa de
guiado: PHD 2 Guiding.
Error RMS: 1.30.
Programa de
apilado y procesado: PixInsight.
Luna:
Semana de luna nueva
Seeing: Bueno.
Durante dos noches
seguidas, dediqué mi telescopio Newton a un objetivo que siempre me ha
fascinado: la Nebulosa Trífida. Desde mi observatorio casero en Lleida ciudad,
sabía que no sería una captura sencilla. La nebulosa se encontraba muy baja en
el horizonte, tan cerca del tejado de mi azotea que parecía que iba a
esconderse tras él en cualquier momento. De hecho solo le pude dedicar entre
los 2 días 24 capturas. La contaminación lumínica de la ciudad tampoco ayudaba,
pero gracias al filtro anticontaminación lumínica, pude aislar su luz del
resplandor urbano. Este filtro es una maravilla.
El
guiado no fue perfecto: registré un error medio de 1,30 segundos de arco, algo
que en exposiciones largas puede dejar huella. Lo normal es guiar con un error
de 0.80 o 0.90. Las tomas de 300
segundos que realicé presentaban bastante ruido, producto tanto de las
limitaciones del equipo como de las noches calurosas de verano. Sin embargo, la
astrofotografía no es solo capturar, sino también procesar. Gracias a las tomas
de calibración —darks, flats y bias— y a un procesado cuidadoso, conseguí
reducir el ruido y rescatar detalles que parecían perdidos.
La
Nebulosa Trífida, también conocida como M20, es una combinación única de
nebulosa de emisión, de reflexión y oscura, situada a unos 5.000 años luz de la
Tierra. Forma parte de la constelación de Sagitario, justo en la dirección del
centro galáctico, una región del cielo rebosante de vida estelar. Su
característico aspecto “dividido” en tres partes se debe a densas nubes de
polvo que cruzan la región, moldeadas por vientos estelares y ondas de choque.
Allí, nuevas estrellas se están formando en este mismo instante, en un ciclo
cósmico que lleva millones de años en marcha. La mezcla de tonos rojizos del
hidrógeno ionizado, el azul de la luz reflejada y las oscuras vetas de polvo
forman un paisaje tan hermoso como frágil.
A pesar de las
limitaciones técnicas, las horas invertidas y el reto de disparar desde un
entorno urbano, la imagen final guarda un pedazo de ese rincón del universo.
Cuando veo la fotografía procesada, recuerdo cada minuto de espera, cada ajuste
de guiado, cada corrección en el procesado. Y me doy cuenta de que, desde mi
azotea en Lleida, por unas horas, fui testigo de un espectáculo que lleva miles
de años viajando para llegar hasta mí.
La Trífida ya no es solo
una nebulosa lejana: ahora forma parte de mi historia como astrofotógrafo. Cada
hora de captura, cada ajuste y cada momento de espera están reflejados en esta
imagen, que hoy tengo la satisfacción de compartir con todos vosotros aquí en
mi blog. Quiero demostrar que, incluso desde la ciudad y con equipos
relativamente sencillos, es posible adentrarse en la astrofotografía y traer
hasta nosotros la luz de lugares tan remotos como este rincón del universo.
Gracias por visitar mi
blog.
Saludos
y….
¡¡¡¡ BUENOS CIELOS !!!!